11 May Resilvestrando hormigas: Conservando interacciones en peligro
Blog de Ruthmery Pillco Huarcaya, Coordinadora de los proyectos botánicos
Uno de los objetivos de Conservación Osa es apoyar la conservación de árboles amenazados a través del programa de conservación ex situ (la creación de un jardín botánico) que complementa la conservación in situ a través del programa de restauración ecológica y resilvestracion.
Sobre el cornizuelo
Hace más de un año que sembramos semillas de un árbol Vachellia allenii, localmente llamado cornizuelo (árbol de los cuernos). Este árbol se le encuentra creciendo tanto en los bosques primarios y secundarios y puede alcanzar a medir hasta 25 m de altura. El cornizuelo, se caracteriza por la presencia de espinas dispuestas en parejas, semeja un par de cuernos. Este especies es endémico de Costa Rica y catalogado como en peligro (EN) por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Su amenaza principal es la perdida de hábitat, la que es una consecuencia de la deforestación.

Arbol de cornizuelo (Vachellia allenii) creciendo en un bosque protegido (Saladero Ecolodge)
La relación entre el árbol y las hormigas
Convive con una especie especifica de hormiga (Pseudomyrmex sp.) con quien ha establecido una asociación muy especial. En este caso, el cornizuelo brinda refugio y alimento a las hormigas y sus crías. Es así que las grandes espinas huecas se convierten en un sitio ideal para vivir, reproducirse, y también, alimentar las hormigas. La planta produce pequeñas cuerpos amarillos que contienen azúcar y proteínas que constituyen un alimento abundante y sabroso para las hormigas.

Hoja de un cornizuelo mostrando los cuerpos alimenticios que produce ara alimentar a sus hormigas (foliolulos modificados de color amarillo)
La hormiga por su parte protege a su hospedero contra el ataque de los herbívoros, particularmente los insectos, y además evita que otras plantas se conviertan en competencia por la luz, espacio y los nutrientes. Cuando algo roza la planta, cientos de furiosas hormigas aparecen dispuestas a protegerla de los intrusos. Las furiosas hormigas producen un área libre de vegetación alrededor del cornizuelo, cortando con sus mandíbulas las lianas que intentan arrollarse en las ramas, comiéndose las semillas y las plántulas que intentan crecen a su alrededor. Es así que vivir juntas se ha convertido en un asunto de supervivencia tanto para la planta como para las hormigas.
Nuestros esfuerzos de resilvistración
Al curso de los 9 meses, nos dimos cuenta que nuestros cornizuelos no desarrollaban y un no habían sido colonizado por hormigas y posiblemente nunca sean colonizados. Tal fue el caso de un cornizuelo que plantamos en la estación que murió después de haber echado las primeras flores. Emprendimos un viaje hacia Saladeros Ecolodge en el Parque Nacional Piedras Blancas, donde encontramos un área con muchos cornizuelos. Como primer intento decidimos llevar una muestra de una plántula con todas sus hormigas.

Plántula de cornizuelo recién colonizado. Las espinas en forma de cuerno muestran un hueco recientemente hecho por una hormiga (Pseudomyrmex sp.).
Una vez en el vivero, colocamos la planta con hormigas al lado de nuestros cornizuelos. Las hormigas inmediatamente empezaron a explorar y alimentarse de los cuerpos amarillos. A las pocas horas empezaron a hacer huecos en las espinas, y al día siguiente, todas las espinas tenían huecos. Nuestros cornizuelos empezaron a crecer rápidamente y se le veía vigorosos y llenos de vida. Sin embargo, las hormigas desaparecieron al mes, probablemente debido a la ausencia de una reina o porque se perdieron mientras salieron a explorar.
Cuando se destruye un bosque también se destruye las interacciones mutualistas entre plantas y animales que han llevado cientos de años en desarrollarse, y son estas interacciones las más delicadas y difíciles de recuperar y restaurar. Nuestro primer intento de resilvestracion no tuvo éxito, pero continuaremos haciendo más investigaciones para que los cornizuelos y sus hormigas estén juntas.

Ruth monitoreando las plántulas de cornizuelo recién colonizados.
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